Esta recepción servía como entrada al hotel y como acceso al restaurante, por lo que era un lugar de paso de los huéspedes. Lo primero que éstos se encontraban al entrar en el hostal era una estancia de aspecto descuidado, desordenado y estropeado que no causaba buena impresión.
Dimos un cambio radical a la recepción pintando las paredes en blanco. Elegimos para el techo un gris marengo, con el que conseguimos igualar la sensación óptica con el suelo. Quitando el cristal de separación y manteniendo el marco, eliminamos la barrera visual que suponía el antiguo cristal, a la vez que acercábamos a los huéspedes al personal del hostal. Tras el mostrador colocamos el nuevo logotipo, en el mismo estilo que la señalética que indica las diferentes zonas. Revestimos la pared del hall y parte del techo de madera para conseguir una atmósfera cálida y acogedora. Una puerta de doble hoja panelada separaba la zona de paso de la zona privada. En el descansillo de la escalera había una ventana a la que colocamos un visillo retroiluminado de techo a suelo con el que conseguimos aportar luz y profundidad al hall. Por último, sustituimos las lámparas por focos empotrados en el panelado y colocamos un sillón orejero tapizado. Todo ello ayudaba a hacer más acogedora la llegada de los huéspedes.
Esta habitación tenía un espacio de aspecto triste y abandonado. Se podían ver claramente humedades en las paredes y algunos trozos de suelo estaban rotos. También eran muy antiguas las camas, que aún tenían somieres de muelles, y los colchones eran muy viejos. En cuanto a la iluminación, había muy pocos puntos de luz y el cableado estaba obsoleto, así que necesitaba una puesta a punto urgente.
En esta habitación teníamos dos objetivos muy claros: conseguir un espacio acogedor y juvenil y aumentar la ocupación. Para ello, era necesaria la redistribución del mobiliario. Lo primero que hicimos fue cambiar el suelo por uno laminado con efecto madera y pintar las puertas de blanco para conseguir más luminosidad. Nos deshicimos del antiguo armario y creamos uno a medida con espacio individual para cada ocupante. Además, ideamos una combinación de maletero, colgador, espejo, estantería y escritorio con el que ganamos espacio para las nuevas camas. Sustituimos las camas antiguas por literas empotradas, lo que nos permitió incluir dos camas más. Por último, redistribuimos los puntos de luz, consiguiendo que cada cama dispusiera de una luz individual que no molestara al resto de ocupantes de la habitación. En cuanto a la zona del lavabo, creamos una encimera con delantera en madera rústica y colocamos sobre ella un lavabo cuadrado con grifería negra y un gran espejo iluminado por dos focos empotrados.
A pesar de tener las paredes pintadas de color crema, la oscuridad del mobiliario restaba mucha luz a la recepción. En cuanto a los azulejos que decoraban los escalones, producían un efecto disonante con el enlosado del suelo.
Pulimos el suelo y restauramos los escalones para que tuvieran un color más acorde con el enlosado. Pintamos las puertas y panelamos las paredes con friso ranurado. También utilizamos estos paneles en beige para el nuevo mostrador. Colocamos un par de sillas y un banco para crear una pequeña sala de espera. Para encajar con la nueva gama de colores, diseñamos un nuevo logotipo del hotel con retroiluminación. Por último, restauramos los foseados de iluminación añadiendo un panel estampado. En conjunto, obtuvimos una estancia de aspecto mucho más amplio y luminoso.
Al tratarse de una habitación bastante estrecha, era fundamental utilizar sólo muebles funcionales y no ocupar con ellos más espacio del necesario. También jugamos con los colores y las luces para hacer de esta habitación un lugar más amplio y luminoso.
Lo primero de todo fue deshacernos del somier que había apoyado en la pared. Además de poco estético y sucio, podía resultar peligroso. Colocamos pavimento laminado efecto madera decapada en blanco y pintamos las puertas. Para pintura, panelado y decoración elegimos una gama de colores en tonos verdes y beige, continuando con el estilo de la recepción. Panelamos las paredes con friso ranurado de color verde y colocamos un cabecero tras la cama junto con dos apliques de lectura. Completamos el mobiliario restaurando el maletero antiguo y colocando un tocador/escritorio y un taburete tapizado.En cuanto a la iluminación, jugamos mucho con el retroiluminado, que utilizamos en el cabecero de la cama, en los visillos e incluso en el tocador.
La combinación de maderas oscuras y elementos pesados hacía que este espacio, a pesar de contar con grandes entradas de luz, tuviera un aspecto demasiado oscuro. Además, al tratarse de una zona de paso, la veíamos desaprovechada en la entrada al comedor.
En esta reforma queríamos respetar al máximo el carácter del hotel y no esconder el paso de los años. Para ello, trabajamos principalmente con elementos ya existentes. Pintamos las paredes y los revestimientos de madera de un gris azulado con toque vintage y recuperamos algunos objetos de la decoración original, como varias fotografías antiguas, un radiador de hierro y el panel espejo-perchero de madera. Para el suelo utilizamos un material vinílico capaz de soportar la humedad del invierno. Convertimos el espacio que había a la entrada al comedor en una salita de estar con un toque retro, donde los huéspedes pudieran esperar a ser atendidos o simplemente disfrutar de un lugar cómodo en el que relajarse. Para dar más intimidad a este espacio, velamos los cristales que daban al comedor.
La cafetería era bastante amplia pero necesitaba una puesta a punto urgente. Sobre todo, era necesario más espacio de almacenaje.
Con una pequeña puesta a punto pudimos aprovechar gran parte del mobiliario original, como los taburetes de madera de la barra. También conservamos la barra tras eliminar los paneles frontales y sustituirlos por láminas de madera del mismo gris que usamos en la recepción. Para conseguir más luz, colocamos lámparas de un estilo similar a las que ya había sobre la barra y aumentamos su número. Para finalizar, construimos unas estanterías en las que colocar botellas. Con ello cumplimos un doble objetivo: aumentamos el espacio de almacenaje y logramos el aspecto de una taberna antigua.
Esta habitación era más parecida a un dormitorio infantil que a una habitación de hotel. El espacio no estaba bien aprovechado y la decoración no seguía ningún estilo concreto.
Decidimos realizar una reforma integral. Creamos varios espacios: la zona dormitorio, con una cama de matrimonio; una zona de lectura, en la que colocamos el escritorio; y la zona vestidor, donde se encuentra el armario empotrado y la entrada al baño. Las barras de madera en acabados decapados de algunas zonas de la pared contrastan con los tonos oscuros de la pintura y con el gran cabecero de tela con diseño moderno de inspiración rural. En conjunto, logramos una habitación mucho más cálida. Construimos a medida una repisa sobre el radiador además de un escritorio, mesillas y un banco corrido. En cuanto a la iluminación, colocamos varias lámparas en forma de bombilla Edison.
Nos encontramos con habitaciones pensadas para alojar a estudiantes: pocos muebles, poco espacio y una decoración anticuada e impersonal. El conjunto era una mezcla de retazos de cada una de las reformas llevadas a cabo en los últimos años. La última de ellas, había sido un gran póster a modo de paisaje tropical muy alejado de lo que uno espera encontrar en Vigo.
La inspiración en los motivos de la cerámica de Sargadelos utilizados como cabecero dotarán al espacio de tradición. Elementos de madera tradicionales combinados con textiles en tonos frescos y algunos elementos más minimalistas serán la combinación perfecta entre tradición y modernidad. La iluminación en varios puntos dispersos permite al cliente adaptar su habitación a sus necesidades.
Un mobiliario aburrido de madera rodeado de cortinas que tapaban la entrada de luz al comedor hacía de este espacio un lugar lúgubre y triste sin ninguna esencia. Largas mesas acompañadas de sillas incómodas y manteles de papel sin duda no invitaban al cliente a disfrutar del desayuno.
La idea era abrir este espacio al jardín, eliminando las cortinas entraba la luz natural y aumentaba la sensación de amplitud. Las paredes del office se forraron en madera para conseguir un ambiente acogedor y se colocaron alacenas retroiluminadas en todo el perímetro. La iluminación regulable permitía adaptar el espacio a la situación del momento.
Este hotel disponía de un magnífico espacio antes de acceder a la recepción, que estaba desaprovechado.
Decidimos convertir el espacio de la entrada en una zona donde nuestros huéspedes pudieran salir a tomar el aire. Para ello redistribuimos los antiguos maceteros y pusimos un par de sillones y una mesita. También reemplazamos los vinilos por un rótulo recortado en negro con el logotipo del hotel y añadimos rótulos para señalizar las diferentes zonas.
El cromado de sillas y taburetes hacía de esta estancia un lugar frío y sin personalidad propia, más parecido a un bar que a la cafetería de un hotel. Los colores oscuros de los pilares acentuaban la barrera visual entre la barra y el resto del comedor. En cuanto a la madera, su tono oscuro restaba amplitud y luz a la sala.
Gracias a la pintura en tonos verdes, blancos y beige, conseguimos insuflar luminosidad y amplitud a la estancia. Reemplazamos el mobiliario de la cafetería por otro más moderno, inspirado en los cafés parisinos, al que añadimos algunos taburetes vintage, así como un banco corrido con colchoneta tapizada y cojines. Con unas bombillas Edison, aportamos calidez al conjunto.
Algunos elementos de la habitación, como el suelo, el cabecero o la ropa de cama, le daban un aspecto anticuado. Por ello, decidimos hacer una reforma integral, incluyendo muebles, paredes y suelo.
Convertimos la pared tras la cama en todo un homenaje a los azulejos andaluces gracias a esta imagen impresa en Picglaze. Sustituimos las baldosas del suelo por tarima de madera y cambiamos toda la decoración textil por otra mucho más actual. En cuanto al mobiliario, sustituimos el viejo escritorio por una tabla lisa de madera y cambiamos el armario de madera oscura por uno verde claro. Al colocarlo al lado de la cama, conseguimos algo de espacio extra para un televisor y un banco sobre el que dejar la maleta.
El baño había sido remodelado recientemente pero aun así, seguía resultando demasiado oscuro y poco aprovechado.
Para ganar luz, pintamos los azulejos de blanco y pusimos un suelo de PVC imitando a la madera, similar al que utilizamos en la habitación. Sustituimos el lavabo de pie por uno sobre encimera, lo que nos dio espacio para colocar un mueble y una estantería lateral para los utensilios de baño. Por último, reemplazamos la grifería y colocamos un nuevo espejo con un aplique.
Podríamos haber encontrado una fachada como esta en cualquier punto de España y sin embargo, está tan cerca del mar que incluso se puede escuchar. ¿Por qué no transformar sus balcones en la cubierta de un barco?
Colgamos unas lonas en los balcones simulando velas de barco, así como algunos salvavidas de color azul intenso y blanco, los nuevos colores corporativos del hostal. Utilizamos estos mismos colores en la fachada a pie de calle y en el letrero de la entrada.
Se trataba de una estancia forrada con listones de madera, que no transmitía nada de lo que un huésped espera encontrar en la playa. Necesitábamos un ambiente fresco, divertido y, sobre todo, playero.
Se trataba de una estancia forrada con listones de madera, que no transmitía nada de lo que un huésped espera encontrar en la playa. Necesitábamos un ambiente fresco, divertido y, sobre todo, playero.
Se trataba de una estancia forrada con listones de madera, que no transmitía nada de lo que un huésped espera encontrar en la playa. Necesitábamos un ambiente fresco, divertido y, sobre todo, playero.
Sustituimos el mobiliario del comedor por otro de tonos claros, que daban mayor luminosidad a la sala.
Los tonos marrones de la habitación se correspondían más con un albergue de montaña que con un hostal de la Costa Brava.
Gracias a los colores y a elementos como unos espejos que simulaban ojos de buey, hicimos de esta habitación el camarote de un barco. Cambiamos las camas individuales por una de matrimonio, y añadimos dos mesillas y dos luces de noche, además de un práctico banco para calzarse. Como toque final, creamos un perchero con forma de remo y aprovechamos una de las puertas del armario empotrado para colocar un espejo.
Partimos de un baño frío e impersonal, muy poco iluminado, y sin espacio para colocar ni tan siquiera las toallas.
Además de darle el toque de color de rigor, creamos un mueble para el lavabo, perfecto para guardar toallas y con espacio para colocar los utensilios de higiene. Sustituimos la cortina de la mini bañera por una mampara transparente dando así una mayor sensación de amplitud. Además, colocamos un gran espejo iluminado sobre el lavabo y colgadores para las toallas.
La fachada de este hotel presentaba un aspecto descuidado. Además, su color original no explotaba las posibilidades que ofrecen los dos tonos imprescindibles en Andalucía: blanco y albero.
Gracias al tono de estos colores, conseguimos asemejar el edificio a un típico cortijo andaluz y dotamos al recinto de mayor luminosidad.
Con unas magníficas vistas de la comarca de la Serranía de Ronda, este hotel necesitaba un lugar donde los huéspedes pudieran relajarse y disfrutar del paisaje y el clima de esta zona.
Construímos una pergola con base de madera y cubierta con una gran lona que permitiera guarecerse del sol. En cuanto a la decoración, apostamos por tapizados en colores suaves y el uso de maderas rústicas y forjados sencillos. Como toque final, colocamos unas lámparas de estilo handmade hechas con tarros de cristal y cuerda.
La distribución de esta sala era muy poco acertada, ya que todos los asientos se situaban de espaldas a las ventanas.
Para aprovechar las vistas, decidimos encarar los muebles hacia los ventanales, creando así un espacio acogedor donde los huéspedes pudieran sentarse a charlar disfrutando de la vista del valle.
La distribución de este espacio era un sinsentido donde se mezclaban la recepción, una zona de juegos y parte de la cafetería-restaurante.
Cambiamos la distribución, creando una zona de espera con mirador. Pusimos alfombras para darle calidez al espacio y colocamos en el centro un mueble con ruedas para el material informativo. Los techos se mantuvieron tal y como estaban y quitamos los vinilos de las cristaleras. En su lugar colocamos estores para modificar la vista del restaurante.
Las habitaciones de este establecimiento eran anticuadas, sin elementos decorativos ni detalles que le dieran personalidad. Además, los muebles en madera gris no ayudaban a mejorar el estilo.
Nuestra propuesta fue unificar el espacio mediante el uso de madera y le pusimos el toque nórdico construyendo una estructura blanca la cual escondía, a su vez, una de las camas abatibles.
Los azulejos, los colores, la luz... Todos los elementos de este baño creaban una sensación de antigüedad y poco cuidado nada agradable.
Quitamos los antiguos azulejos y pusimos paredes lisas con colores claros, para dar luz; suelos de madera, para aportar calidez y creamos ad hoc un lavabo con mueble.